sábado, 7 de noviembre de 2015

PARA LOS ABUELOS Y ABUELAS



Por momentos, a los jóvenes y no tan jóvenes, se nos olvida que la vida es un ciclo que termina en la vejez. Pero, como lo vemos como algo lejano se nos olvida respetar, cuidar, proteger y velar a los que alguna vez lo hicieron con nosotros.

Nos quejamos de los ancianos al volante; nos burlamos de los ancianos que hacen deporte; nos despreocupamos de los ancianos que van cayéndose en el microbús sin pensar siquiera en cederles nuestro lugar. Pareciera que nos pesa tenerlos a nuestro lado...

¿Te imaginas qué tan feo se ha de sentir que se estén quejando de ti todo el tiempo?

“Ser viejo es aburrido”, “yo no quiero llegar a la vejez”, “de viejo ya nadie te quiere”, “¿para qué llegar a los 70 años y ser un estorbo para los demás?”, son algunas frases que he escuchado sobre el tema.
Sin embargo, sólo queda reflexionar cómo es que se puede pensar todo esto, pareciera que nos vemos como máquinas y no seres humanos.

Ya está viejo, ya se hecho a perder... ¡No!

Algunos, como yo, es probable que ya no tengamos a ninguno de nuestros abuelos con vida pero, eso no nos impide que día a día los llevemos en el corazón.

Para los afortunados que aún cuentan con sus abuelos, no los olviden ni los hagan a un lado; acérquense a ellos, disfrútenlos, aprendan algo de ellos. Como dice el dicho: “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.


Escrito vie 28 ago 2009 10:05AM EDT por Diego López en El Capitán is in da house


ANCIANOS PERO DICHOSOS



  • Dichoso el anciano que valora su ancianidad, porque en su atardecer sabrá dar gracias a Dios por el gran don de la vida.
  • Dichoso el anciano que es portador de paz y energía creadora, porque contribuirá hasta el último momento a la construcción del mundo.
  • Dichoso el anciano que se mantiene optimista, porque no tendrá la sensación de haber desperdiciado su vida.
  • Dichoso el anciano, que se acerca al sufrimiento de los demás, porque nunca carecerá de compañía.
  • Dichoso el anciano que no fomenta el egoísmo de vivir buscando sus seguridades, porque las encontrará cubiertas todas por añadidura.
  • Dichoso el anciano que viviendo su pobreza siembra alegría a su alrededor, porque conocerá el gozo de vivir.
  • Dichoso el anciano que acepta con mirada confiada y serena sus limitaciones, porque descubrirá la felicidad de la sencillez.
  • Dichosos y felices todos los ancianos que encontrándose solos y abandonados continúan amando porque se sentirán amados por Dios.

viernes, 6 de noviembre de 2015

¿QUÉ SE SIENTE AL SER VIEJA?



El otro día, una persona joven me preguntó: -¿Qué sentía al ser vieja?-
Me sorprendió mucho la pregunta, ya que no me consideraba vieja. Cuando vio mi reacción, inmediatamente se apenó, pero le expliqué que era una pregunta interesante. Y después de reflexionar, concluí que hacerse viejo es un regalo.
A veces me sorprendo de la persona que vive en mi espejo. Pero no me preocupo por esas cosas mucho tiempo. Yo no cambiaría todo lo que tengo por unas canas menos y un estomago plano. No me regaño por no hacer la cama, o por comer algunas "cositas" de más. Estoy en mi derecho de ser un poco desordenada, ser extravagante y pasar horas contemplando mis flores.
He visto algunos queridos amigos irse de este mundo, antes de haber disfrutado la libertad que viene con hacerse viejo.
-¿A quién le interesa si elijo leer o jugar en la computadora hasta las 4 de la mañana y después dormir hasta quien sabe qué hora?-
Bailaré conmigo al ritmo de los 50's y 60's. Y si después deseo llorar por algún amor perdido...¡Lo haré!
Caminaré por la playa con un traje de baño que se estira sobre el cuerpo regordete y haré un clavado en las olas dejándome ir, a pesar de las miradas de compasión de las que usan bikini. Ellas también se harán viejas, si tienen suerte...
Es verdad que a través de los años mi corazón ha sufrido por la pérdida de un ser querido, por el dolor de un niño, o por ver morir una mascota. Pero es el sufrimiento lo que nos da fuerza y nos hace crecer. Un corazón que no se ha roto, es estéril y nunca sabrá de la felicidad de ser imperfecto. Me siento orgullosa por haber vivido lo suficiente como para que mis cabellos se vuelvan grises y por conservar la sonrisa de mi juventud, antes de que aparezcan los surcos profundos en mi cara.
Ahora bien, para responder la pregunta con sinceridad, puedo decir: -¡Me gusta ser vieja, porque la vejez me hace más sabia, más libre!-.
Sé que no voy a vivir para siempre, pero mientras esté aquí, voy a vivir según mis propias leyes, las de mi corazón. No pienso lamentarme por lo que no fue, ni preocuparme por lo que será. El tiempo que quede, simplemente amaré la vida como lo hice hasta hoy, el resto se lo dejo a Dios. (Texto anónimo)