sábado, 26 de septiembre de 2015

CARTA DE UNA MADRE A SU HIJA



Mí querida hija, el día que me veas vieja, te pido... por favor que tengas paciencia, pero sobre todo trata de entenderme. Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces, no me interrumpas para decirme “eso ya me lo contaste” solamente escúchame por favor. Y recordar los tiempos en que eras niña y yo te leía la misma historia, noche tras noche hasta que te quedabas dormida. Cuando no me quiera bañar, no me regañes y por favor no trates de avergonzarme, solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña. Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología, dame el tiempo necesario para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada. Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma y como confrontar y lidiar con la vida. El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor, ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme. Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo, no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante. Solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mí es estar contigo y que me escuches. Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen caminar como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí cuando diste tus primero pasos. Cuando estos días vengan, no te debes sentir triste o incompetente de verme así, sólo te pido que estés conmigo, que trates de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con amor. Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré. Con una enorme sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido, sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija .

martes, 22 de septiembre de 2015

PAPÁ Y MAMÁ, ABUELOS FELICES


Ya están en el cielo fueron unos abuelos felices que amaron a sus nietos y ellos los amaron

ABUELOS DE HOY EN DÍA: ¡EN FORMA!


Hoy la gente mayor está en una forma física excelente, no esperes ver a la abuela tejiendo tranquilamente en su sillón: ¡probablemente esté haciendo rafting!

Abuelos actuales:

La población de muchos países está envejeciendo, pero la gente mayor está cada vez en mejor forma. Ya no es seguro que la abuela esté en su sillón tejiendo, en realidad es más probable que se encuentre haciendo Pilates o a mitad de camino de una excursión de montañismo.
Muchas personas están comenzando a ver sus setenta años como años dorados. Este cambio de actitud puede tener que ver con la extensión de la esperanza de vida, ya no estamos enterrando personas de 60 años, a los 90 muchos están sanos como robles, viajando por el mundo, esquiando


Buena forma en la tercera edad:

El mantenerse activo en la vejez tiene muchos beneficios probados, desde protección contra la osteoporosis, ataques cardíacos y apoplejías, a una mejor movilidad, menos caídas y menos dependencia de otras personas. También fomenta la interacción con los otros. El aislamiento es un problema creciente entre los miembros mayores de nuestra sociedad. La dieta es la clave encubierta, el punto de apoyo de una vejez sana: cinco piezas de vegetales y frutas por día, alcohol con moderación, no fumar, poca sal en las comidas, pescado una vez por semana, agua y aceite de oliva. Pero, es con el ejercicio donde se ven los resultados. Yoga, Pilates, aeróbic de bajo impacto, son todas opciones recomendables para las personas mayores. Algunos abuelos se entrenan para la maratón, buscando mejorar su desempeño para poder competir con los más jóvenes, pero no es necesario llegar a estos extremos, sino comenzar a ejercitarse más temprano en la vida. Una rutina semanal variada nos mantiene flexibles, nos da resistencia y mejora nuestra condición cardiovascular.

Buena forma mental:

La actividad mental también es un beneficio: existen evidencias de que la lectura, los crucigramas y el encontrarse y charlar regularmente con otras personas ayuda a retardar la pérdida inevitable de funciones intelectuales, que nos afecta a todos al final de nuestras vidas. Para decirlo de otra manera, el cerebro también es un músculo, hay que hacerlo trabajar.