sábado, 3 de octubre de 2015

LA EDAD DEL ABUELO

Una tarde un nieto charlaba con su abuelo sobre los acontecimientos actuales.
Entonces, de repente, él preguntó:
-¿Qué edad tienes abuelo?
El abuelo respondió:
- Bueno, déjame pensar un momento... Nací antes de la televisión, las vacunas contra la polio, las comidas congeladas, la fotocopiadora, los lentes de contacto y la píldora anticonceptiva. No existían los radares, las tarjetas de crédito, el rayo laser ni los patines en línea.
No se había inventado el aire acondicionado, el lavavajilla, las secadoras (las prendas se ponían simplemente a secar al aire fresco). El hombre todavía no había llegado a la Luna y no existían los aviones de propulsión a chorro para pasajeros. Tu abuela y yo nos casamos y después vivimos juntos y en cada familia había un papá y una mamá. "Gay" era una palabra respetable en inglés que significaba una persona contenta, alegre y divertida, no homosexual. De lesbianas, nunca habíamos oído hablar y los muchachos no usaban aros.

-Nací antes de la computadora, las dobles carreras universitarias y las terapias de grupo.
La gente no se analizaba, salvo que el médico les ordenara un examen de sangre o de orina.
Hasta que cumplí 25 años, llamé a cada policía y a cada hombre "señor" y a cada mujer "señora" o "señorita". En mis tiempos la virginidad no producía cáncer.
-Nuestras vidas estaban gobernadas por Los 10 Mandamientos, el buen juicio y el sentido común. Nos enseñaron a diferenciar entre el bien y el mal y a ser responsables de nuestros actos.
-Creíamos que la comida rápida era lo que la gente comía cuando estaba apurada.
Tener una relación significativa era llevarse bien con primos y amigos. Tiempo compartido siginificaba que la familia compartía unas vacaciones, no un condominio. No se conocían los teléfonos inalámbricos y mucho menos los celulares.
-Nunca habíamos oído hablar sobre la música estereofónica, las radios FM, cassettes, CD's, CVD's, máquinas de escribir eléctricas, calculadoras (ni siquiera mecánicas, menos aún las portátiles).
"Notebook" era una libreta para anotaciones. "Sale" se decía cuando alguien salía.
-A los relojes se les daba cuerda cada día. No existía nada digital, ni los relojes ni los indicadores con numeritos luminosos en los artefactos del hogar, ni en las máquinas. Hablando de máquinas, no existían los cajeros automáticos, los hornos microondas ni las radio-reloj-despertador. Para no hablar de los video-cassettes, ni las filmadoras de video.
-Las fotos no se veían al instante y en colores. Había sólo en blanco y negro y su revelación y copiado demoraba más de 3 días. Las de colores no existían. Si en algo decía "Made in Japan" se lo consideraba de mala calidad y no existía "Made in Korea", ni "Made in Taiwan", ni "Made in Thailand", ni mucho menos "Made in China".
-No se había oído hablar de "Pizza Hut" o "McDonald's", del café instantáneo, ni de los endulzantes artificiales. Había tiendas donde se compraban cosas por 5 y 10 centavos.
Los helados, los pasajes de colectivo y las gaseosas: todo costaba 10 centavos. Se podía comprar un coche nuevo por menos de 1.000 dólares,... pero ¿quién los tenía?
En mi tiempo, "hierba" era algo que se cortaba y no se fumaba; "coca" era una gaseosa. "Chip" significaba un pedazo de madera, "hardware" era la ferretería y el "software" no existía. Fuimos la última generación que creyó que una señora necesitaba un marido para tener un hijo.
-Ahora dime, ¿cuántos años crees que tengo?
- Y... abuelo.. ¡ Más de 200 ! contestó el nieto.
- No, querido ¡ sólamente 57!

viernes, 2 de octubre de 2015

PORQUÉ ENVEJECEMOS?.

Desde el preciso momento en que somos concebidos nuestro cerebro empieza a perder neuronas, en un proceso hasta el momento irreparable. Nuestros cuerpos envejecen a diferente ritmo por designios de la genética y el hecho de haber sido agraciados con la lotería del ADN no sirve de nada si tenemos malos hábitos de vida, como una mala dieta o fumar, que pueden llevarnos a envejecer peor y más rápido.
No todos envejecemos de la misma forma. Este proceso viene determinado por nuestra dotación genética, que puede hacernos propensos a desarrollar ciertas enfermedades o protegernos contra ellas. Pero también envejecemos por los impactos que recibimos desde nuestro entorno y nuestras conductas. De nada sirve que nuestro ADN nos haya otorgado la suerte de escapar a enfermedades importantes, si luego no cuidamos la relación con nuestro entorno físico y social. Esta fue una de las principales conclusiones del reciente seminario sobre Biología y patología del envejecimiento cerebral celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander.

Dos tipos de envejecimiento
El doctor Justo García de Yébenes, jefe del Servicio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid y uno de los especialistas reunido en la UIMP, distingue un envejecimiento natural de otro patológico, considerando que el envejecimiento normal es un proceso de maduración y de adaptación que se va produciendo en el organismo. Y en esta maduración no todo es negativo. Según el doctor García, aunque se pierden algunas facultades como la memoria, también “se gana en capacidad estratégica, es decir, capacidad para madurar una serie de decisiones con el objeto de conseguir un fin”. Y cita cómo “en el mundo del arte la ciencia, la literatura, la política u otros siempre ha habido personalidades con muchos años que han mantenido su capacidad intelectual hasta el final de su vida”.
El tiempo de envejecer sin enfermedad se cifra teóricamente en torno a los 85 años en muchas personas. Pero el conocimiento cada vez mayor de la biología molecular abre esperanzas a que el potencial de vida, que en algunas personas ha superado excepcionalmente los 125 años, pueda extenderse a otras personas.

La neurogénesis, un descubrimiento esperanzador
Pero algunos elementos medio ambientales y algunas conductas hacen que este envejecimiento se adelante o descontrole, haciendo que envejezcamos antes y peor. Según el doctor García de Yébenes, este proceso empieza “durante la gestación, puesto que en este periodo ya existe muerte de neuronas absolutamente necesaria para la formación de un individuo normal”.

Causas de envejecimiento precoz
Sin embargo, siguen habiendo otras causas del envejecimiento paralelas a las naturales que provocan envejecimiento. El estilo de vida, la educación, las relaciones con otras personas, y sobretodo, la prioridad que cada persona da a su propia salud y la regulación que haga de sus conductas para mantenerla, influyen en que una persona envejezca mejor o peor, antes o después. Y el tabaquismo, el sedentarismo y una alimentación incorrecta que conduzca a la obesidad, por ejemplo, ayudan a que este proceso se haga de la forma peor y más rápida posible.

jueves, 1 de octubre de 2015

EL PASO DE LOS AÑOS ES INEVITABLE, ENVEJECER ES OPCIONAL




Además de los años, los traumas emocionales también pueden influir en nuestro aspecto. El dolor interno puede envejecernos mucho más que el paso del tiempo
El paso de los años es inevitable. Nadie lo puede detener, ni la ciencia, ni la medicina ni la mejor crema antiarrugas. Nos llega con calma y serenidad, como el sol del atardecer que nos acaricia tibio y sin que nos demos cuenta.
Ahora bien, pueden llegarnos los años y esas décadas que perfilan ya algún que otro cambio en nuestro rostro y nuestro cuerpo, pero…. ¿Y envejecer? ¿Eres de las que piensan que la auténtica vejez llega con esa arruga de más alrededor de los ojos?
Reflexiona con nosotros sobre ello, estamos seguros de que, para ti, envejecer es algo más que el paso de los años.

Envejecer es algo más que cumplir años:

Hay personas que con 40 años tienen la mentalidad de un anciano de 80 años. Son personalidades que carecen de ilusión, y que han dejado de poner objetivos a sus días y risas a sus horas. ¿De qué nos sirve esta forma de vida?
Seguro que tú también conoces a alguien que, a pesar de haber puesto ya las siete u ocho decenas de velas a su pastel de cumpleaños, dispone de un espíritu tan joven que sigue dando luz y alegría a los suyos.
Son personas para las que el paso del tiempo no ha hecho mella en sus ganas de vivir.
  • Hay que aceptar el paso de los años con integridad. Ello no significa que renunciemos a nuestro esfuerzo por hacer frente a la incidencia de las arrugas, de la flacidez, de ese aumento de peso debido a los cambios hormonales.
  • El paso de tiempo se afronta cada día manteniéndonos sanos, cuidando cada aspecto de nuestra alimentación, de nuestro físico para sentirnos bien.
  • No se trata de luchar para que no llegue nunca esa temida madurez. Llegará cada día y poco a poco. Nuestro objetivo máximo debe ser sentirnos bien, complacidas con lo que somos, con los que hemos conseguido y con ese rostro que refleja nuestro espejo.

Nunca es tarde para lo que te apasiona:

¿Quién te ha dicho que tu tren ya ha pasado, que ya no es tu momento? La persona que te lo haya dicho sabe muy poco de la vida y aún menos de ilusiones, de sueños y felicidad.
  • Nunca es tarde para subirte al velero de tus sueños y proyectos. Quien no lucha por aquello que le marca el corazón es porque aún no ha empezado a vivir de verdad.
  • Nunca es tarde para amar de nuevo, para crecer personalmente, para iniciar un proyecto, para sonreír y para dar felicidad. Esto es algo que jamás debe caducar en tu mente.
Mientras mantengas ilusión por la vida y por ti misma seguirás dando luz a tus años y a quienes estén a tu alrededor. No podremos hacer nada por evitar el paso del tiempo, pero envejecer… ¡Que envejezcan los demás, porque tú vas a seguir bien amarrada a la vida!
La vida nos susurra de manera constante que confiemos, pues de todo aprendemos y con todo crecemos. Paradójicamente, en la adversidad es cuando nos hacemos gigantes, a pesar de que en esos momentos nosotros nos vemos mucho más pequeños y vulnerables.

Para sumar vida a los años no hay edad:

Para llenarte de fuerza no hay límites temporales. Ese instante que llamamos vida nos permite mirar con serenidad a nuestro alrededor y gritar sin miedo nuestros temores. Solo de esta manera lograremos hacer lo que deseamos, pues el único fracaso es no vivir.
Se trata de convivir con las arrugas y con la sabiduría que nos aporta el paso de los años. Nuestros surcos son el reflejo de nuestros aprendizajes y experiencias, de las flechas que nos hirieron de manera inesperada y de las asas de nuestra mochila.

No dejes que los miedos frenen tu vida. Atesora instantes y viaja con tus deseos a las espaldas. Nunca renuncies a la vida que quieres vivir.