lunes, 21 de septiembre de 2015

LA VEJEZ NO ES PARA LOS TEMEROSOS


El proceso de envejecer requiere coraje. Asistir a la desintegración de nuestro cuerpo, observar cómo se deterioran la vista y el oído, la fuerza la velocidad y la memoria requiere una clase de heroísmo que no es menos impresionante por ser silencioso y paciente. Contemplar cómo le ocurre el mismo proceso a un ser amado exige otro tipo de heroísmo, que se expresa con paciencia, devoción y cariño. Y soportar o presenciar el tipo de deterioro que al final sólo deja el caparazón vacío de una persona, definitivamente "la vejez no es para los temerosos",  cualquiera que la observe de cerca y con una mirada compasiva puede llegar a sumirse en la admiración por aquéllos que están envejeciendo y por su valentía. (Tomado de Deja que llegue el crepúsculo)

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