martes, 15 de mayo de 2018

HERMOSA CANCIÓN. LA VEJEZ


La Vejez - Alberto Cortez

Me llegará lentamente
y me hallará distraído
probablemente dormido
sobre un colchón de laureles.
Se instalará en el espejo,
inevitable y serena
y empezará su faena
por los primeros bosquejos.

Con unas hebras de plata
me pintará los cabellos
y alguna línea en el cuello
que tapará la corbata.
Aumentará mi codicia,
mis mañas y mis antojos
y me dará un par de anteojos
para sufrir las noticias.

La vejez...
está a la vuelta de cualquier esquina,
allí, donde uno menos se imagina
se nos presenta por primera vez.
La vejez...
es la más dura de las dictaduras,
la grave ceremonia de clausura
de lo que fue la juventud alguna vez.

Con admirable destreza,
como el mejor artesano
le irá quitando a mis manos
toda su antigua firmeza
y asesorando al galeno,
me hará prohibir el cigarro
porque dirán que el catarro
viene ganando terreno.

Me inventará un par de excusas
para menguar la impotencia,
""que vale más la experiencia
que pretensiones ilusas"",
me llegará la bufanda,
las zapatillas de paño
y el reuma que año tras año
aumentará su demanda.

La vejez... es la antesala de lo inevitable,
el último camino transitable
ante la duda... ¿qué vendrá después?...
La vejez... es todo el equipaje de mi vida,
dispuesto ante la puerta de salida
por la que no se puede ya volver.

A lo mejor, más que viejo
seré un anciano honorable,
tranquilo y lo más probable,
gran decidor de consejos
o a lo peor, por celosa
me apartará de la gente
y cortará lentamente
mis pobres, últimas rosas.

La vejez...
está a la vuelta de cualquier esquina,
allí, donde uno menos se imagina
se nos presenta por primera vez.
La vejez...
es la más dura de las dictaduras,
la grave ceremonia de clausura
de lo que fue la juventud alguna vez.

lunes, 12 de marzo de 2018

NUESTROS PADRES



Para nosotros nuestros padres y madres son los héroes del hogar. Los vemos tan fuertes y un día no entendemos cómo envejecieron de repente 
Hasta que un día el padre héroe comienza a pensar todo el tiempo, protesta bajito y habla de cosas que no tienen ni pie ni cabeza. La heroína del hogar comienza a tener dificultades en terminar las frases y empieza a enojarse con la empleada.
¿Qué hicieron papá y mamá para envejecer de un momento a otro?
Envejecieron…Nuestros padres envejecieron. Nadie nos había preparado para eso. Un bello día ellos pierden la compostura, se vuelven más vulnerables y adquieren unas manías "bobas". Tienen muchos kilómetros andados y saben todo, y lo que no saben lo inventan.
Están cansados de cuidar de los otros y de servir de ejemplo: ahora llegó el momento de ser cuidados y mimados por nosotros. No hacen más planes a largo plazo, ahora se dedican a pequeñas aventuras como comer a escondidas todo lo que el médico les prohibió.
Tienen manchas en la piel. De repente están tristes. Pero no están caducos: están caducos los hijos, que rechazan aceptar el ciclo de la vida.
Es complicado aceptar que nuestros héroes y heroínas ya no están con el control de la situación. Están frágiles y un poco olvidadizos, tienen ese derecho, pero seguimos exigiendo de ellos la energía de una locomotora. No admitimos sus flaquezas, su tristeza.
Nos sentimos irritados y algunos llegamos a gritarles si se equivocan con el celular u otro equipo electrónico, y encima no tenemos paciencia para oír por milésima vez la misma historia que cuentan como si terminaran de haberla vivido.
En vez de aceptar con serenidad el hecho de que adoptan un ritmo más lento con el pasar de los años, simplemente nos irritamos por haber traicionado nuestra confianza, la confianza de que serían indestructibles, como los súper héroes.
Provocamos discusiones inútiles y nos enojamos con nuestra insistencia para que todo siga como siempre fue. Nuestra intolerancia solo puede ser miedo. Miedo de perderlos, y miedo de perdernos, miedo de también dejar de ser lúcidos y joviales.
Con nuestros enojos, solo provocamos más tristeza a aquellos que un día solo procuraron darnos alegría. ¿Por qué no conseguimos ser un poco de lo que ellos fueron para nosotros?
¡Cuántas veces estos héroes y heroínas estuvieron noches enteras junto a nosotros, medicando, cuidando y midiendo fiebres! Y nos enojamos cuando ellos se olvidan de tomar sus medicinas, y al pelear con ellos los dejamos llorando, tal cual criaturas que fuimos un día.
El tiempo nos enseña a sacar provecho de cada etapa de la vida, pero es difícil aceptar las etapas de los otros... más cuando los otros fueron nuestros pilares, aquellos para los cuales siempre podíamos volver y sabíamos que estarían con sus brazos abiertos y que ahora están dando señales de que un día irán a partir sin nosotros.
Hagamos por ellos hoy lo mejor, lo máximo que podemos para que mañana cuando ellos ya no estén más y podamos recordarlos con cariño, de sus sonrisas de alegría y no de las lágrimas de tristeza que ellos hayan derramado por causa nuestra.
Al final, nuestros héroes de ayer, serán nuestros héroes eternamente.

Publicado originalmente en: Venezuela entre líneas, autor: Martha Madeiros

domingo, 8 de octubre de 2017

LA VEJEZ NO ES PARA LOS DÉBILES



Nos preguntan lo mismo a cada rato. Nos sulfuramos. A veces nos da gracia. Nos preguntan lo mismo. Nos volvemos a enojar. Tratamos de hacerlos entrar en razones. Les explicamos las cosas una y otra vez. Intentamos otra manera de responder a la misma pregunta. Nos preguntan lo mismo. Volvemos a responder como la primera vez. Les recordamos que ya nos preguntaron lo mismo. Nos da rabia. ¿Nos resignamos? Volvemos a contestarles lo mismo una y mil veces.
¿Qué es envejecer? ¿Quién elige cómo envejecer? A veces te toca que te afecte el cuerpo. Otras veces te toca que te afecte la cabeza. En el peor de los casos, te afecta cuerpo y cabeza. ¿En quién te convertís si pierdes la memoria? ¿Y si pierdes una parte de la memoria? ¿Sigues siendo la misma persona o te vas transformando en otra?
 Te das cuenta de que te vas transformando y tienes que lidiar con la imposibilidad de cambiar tu destino. Seguramente intentarás una y mil maneras de retener los recuerdos, de mantener la memoria. Anotaciones, reglas nemotécnicas, carteles en distintos lugares, preguntas y más preguntas a quienes guardan una parte de la memoria que vas perdiendo.
Hay muchos lugares donde las personas guardamos la memoria, escuché decir por radio a un investigador especialista en eso de recordar. Uno conserva parte de su memoria en su cerebro, pero también en los cerebros de las personas con las que se relaciona.
¿Puedes ayudarme a recordar? ¿Quién era este que aparece en la foto? ¿Cómo fue que nos conocimos? La memoria es una construcción colectiva, me dijo una vez Ana R.
Gabriel M. tuvo un tino impresionante cuando me compartió el video de un tal Constantin Pilavios.  
Se te estruja el corazón de solo verlo. Sientes en el cuerpo la rabia que atraviesa al hijo cuando el padre le hace la misma pregunta una y otra vez. Sientes también en el cuerpo la imposibilidad que atraviesa al padre que le pregunta y otra vez:
-¿Qué es eso?
-Un gorrión.
Te preguntan una y mil veces ‘qué es eso’ y vas aprendiendo a no enojarte. Comienzas a contestarle una y mil veces ‘qué es eso’ y una tristeza enorme comienza a atravesarte el cuerpo. La tristeza llegó para quedarse. Como a ellos les llegó la des-memoria.
Te obsesionas por retener todo lo que se pueda y suplir así lo que la memoria de ellos va soltando. Te desvelas pensando en cómo ayudar a retardar –¡a detener!- el tránsito por este camino solo de ida. Un día, como ellos, vos también aprendes a soltar lo que no puede ser retenido. Vas aprendiendo, junto a ellos, a transitar por este camino de otra manera. A descubrir en este viaje nuevas formas de alegría.
-¿Qué es eso?
-Un gorrión.
En algún momento te das cuenta de que se puede vivir de otra manera. Cuesta. Un montón. Hay mucho trabajo emocional, y físico por delante. Te agotas (las emociones agotan mucho más que el cansancio físico). Pero se puede. Aprender a escuchar otras cosas. Entiendes perfectamente qué te están preguntando. Entonces tratas de explicarles (de explicarte) que hay muchas cosas por las cuales la lucha todavía merece la pena. Los miras a los ojos y les hablas de frente. Ellos te miran a los ojos también, están ahí dialogando con vos.
De pronto, el ejemplo que te siguen dando te deja patas para arriba. Empiezan a pintarse otra vida. Le ponen otras formas y otros colores. Siguen empeñados en pintar los días, y lo hacen desde un lugar más libre. Los ves luchando minuto a minuto para no entregarse y te conmueves hasta las lágrimas. Aprendes, como ellos, a soltar aquello que te empecinabas en retener. Aprendes, como ellos, a cambiar la mirada. Vos también vas encontrando nuevos rumbos, esos que te permiten acompañarlos mejor. De una manera menos exigente y más amorosa. Ellos te enseñan cómo y te dan pautas que te permiten seguir disfrutando con ellos. Te ayudan a seguir disfrutándolos.
Sabes que el ejemplo que te dan ahora es la mejor herencia que te pueden dejar. Ya te lo habían enseñado, pero insisten en transmitírtelo. Te siguen enseñando a no rendirte. A no claudicar. A la vida hay que ponerle el pecho. Y seguir bebiéndosela a borbotones.
-¿Qué es eso?
-Un gorrión.
No. La vejez no es para los débiles.

sábado, 7 de octubre de 2017

GERASCOFOBIA: EL MIEDO A ENVEJECER




Woddy Allen, con su habitual humor e inteligencia dijo: “La vida es una enfermedad mortal de transmisión sexual.” Esa frase nos da una dimensión muy real de lo que significa envejecer y de lo poco natural que es luchar contra el paso del tiempo y el miedo al envejecimiento.
En los últimos años, se han extendido mucho las cirugías estéticas, mediante las cuales se intentan borrar las arrugas y las consecuencias de los años por simple miedo, pero ¿y si nos aceptáramos tal y como somos y disfrutáramos de cada momento en lugar de pensar tanto en nuestro aspecto?
Es evidente que hay que cuidarse, comer sano y hacer deporte, pero hemos visto a actores y actrices cambiar tanto su cara para evitar envejecer que parecen otra persona, han perdido totalmente su identidad. ¿Por qué tenemos tanto miedo a envejecer?
“Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos.”
-Georg Christoph Lichtenberg-
Hay un momento en el que caminamos por la calle y un adolescente nos pide algo dirigiéndose a nosotros como “señor” o “señora”. En un segundo todo cambia, porque somos conscientes del paso del tiempo y de que ya no somos los jóvenes que pensábamos, a pesar de que mantengamos
Una fobia es un temor irracional que puede llegar a afectar a nuestra calidad de vida y provocar un cuadro significativo de ansiedad. Las personas que sufren gerascofobia, tienen miedo a envejecer y viven atemorizadas por el deterioro que sufren debido al paso de los años.
Esto sucede porque en muchos casos, la vejez se asocia a aspectos negativos como las enfermedades, la pérdida de movilidad, el cambio de apariencia y las arrugas en la cara, y, en general el empeoramiento del estado de salud.
La gerascofobia suele empezar a desarrollarse a los treinta años, cuando empiezan a aparecer algunas señales del paso del tiempo, y puede llegar, en determinados casos, a producir cierta ansiedad. Como causas de este miedo irracional a envejecer, podemos considerar varias, como relacionar la vejez sólo con aspectos negativos, olvidando el aprendizaje y la sabiduría que nos dan el paso de los años.
Otra causa de este miedo, puede ser la imagen que transmiten los medios de información o el valor que existe en nuestra cultura en relación a la juventud. Y una de las causas más importantes, quizás sea el miedo a estar solos e indefensos durante los últimos años de nuestra vida.
Razones para no tener miedo al paso de los años
No cabe duda de que el paso de los años nos aporta una experiencia y una sabiduría que no se pueden adquirir de otra forma. Hablamos de elementos positivos que merecen un reconocimiento por el gran valor que tienen y que son precisamente los que debemos valorar al cumplir años.
A continuación, os proponemos algunas razones para no temer el paso de los años y para que sepamos ver el lado bueno de esa época dorada:
El valor de la sabiduría:
A medida que cumplimos años, adquirimos experiencias y habilidades que nos permiten afrontar de otra forma los altibajos de la vida. La sabiduría que nos aporta el paso del tiempo, nos permite tomar decisiones, asumir miedos y mantenernos serenos ante situaciones complicadas.
“Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años sólo arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma.” -Facundo Cabral-
Aprender a saber quién eres
Con la experiencia que adquirimos a lo largo de nuestra vida aprendemos a saber quiénes somos, a conocernos y a gestionar nuestros defectos y nuestras virtudes. Aprendemos a ser más auténticos porque dejamos atrás el miedo a lo que dirán o pensarán otras personas. Conocerse en profundidad es uno de los trabajos más complicados que realizaremos a lo largo de nuestra existencia, pero también uno de los más gratificantes.
Sentirte cómodo
Cuando somos jóvenes nos importa mucho nuestra apariencia, lo que decimos y lo que hacemos. Pero, con el paso de los años aprendemos a querernos y valorarnos, a vivir en paz con nosotros mismos. Nuestra autoestima se hace sólida y nos respetamos profundamente a nosotros mismos para llegar a sentirnos más cómodos.
“La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo.”
-Galileo Galilei-