Para nosotros nuestros padres y madres son
los héroes del hogar. Los vemos tan fuertes y un día no entendemos cómo
envejecieron de repente
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Hasta que un día el padre
héroe comienza a pensar todo el tiempo, protesta bajito y habla de
cosas que no tienen ni pie ni cabeza. La heroína del hogar comienza a tener
dificultades en terminar las frases y empieza a enojarse con la empleada.
¿Qué
hicieron papá y mamá para envejecer de un momento a otro?
Envejecieron…Nuestros padres envejecieron. Nadie nos había preparado
para eso. Un bello día ellos pierden la compostura, se vuelven más
vulnerables y adquieren unas manías "bobas". Tienen muchos
kilómetros andados y saben todo, y lo que no saben lo inventan.
Están cansados de cuidar de los otros y de servir de ejemplo: ahora llegó el momento de ser cuidados y
mimados por nosotros. No hacen más planes a largo plazo, ahora se dedican a
pequeñas aventuras como comer a escondidas todo lo que el médico les
prohibió.
Tienen manchas en la piel. De repente están tristes. Pero no están
caducos: están caducos los hijos, que rechazan aceptar el ciclo de la vida.
Es
complicado aceptar que nuestros héroes y heroínas ya no están con el control de la situación. Están frágiles y un
poco olvidadizos, tienen ese derecho, pero seguimos exigiendo de ellos la
energía de una locomotora. No admitimos sus flaquezas, su tristeza.
Nos sentimos irritados y algunos llegamos a gritarles si se equivocan
con el celular u otro equipo electrónico, y encima no tenemos paciencia para oír por milésima vez la misma historia
que cuentan como si terminaran de haberla vivido.
En vez de aceptar con serenidad el hecho de que adoptan un ritmo más
lento con el pasar de los años, simplemente nos irritamos por haber
traicionado nuestra confianza, la confianza de que serían indestructibles,
como los súper héroes.
Provocamos discusiones inútiles y nos enojamos con nuestra insistencia para que todo siga como
siempre fue. Nuestra intolerancia solo puede ser miedo. Miedo de perderlos, y
miedo de perdernos, miedo de también dejar de ser lúcidos y joviales.
Con nuestros enojos, solo provocamos más tristeza a aquellos que un
día solo procuraron darnos alegría. ¿Por qué no conseguimos ser un poco de lo
que ellos fueron para nosotros?
¡Cuántas veces estos héroes y heroínas estuvieron noches enteras junto
a nosotros, medicando, cuidando y midiendo fiebres! Y nos enojamos cuando
ellos se olvidan de tomar sus medicinas, y al pelear con ellos los dejamos
llorando, tal cual criaturas que fuimos un día.
El tiempo nos enseña a sacar provecho
de cada etapa de la vida, pero es difícil aceptar las etapas de los otros...
más cuando los otros fueron nuestros pilares, aquellos para los cuales
siempre podíamos volver y sabíamos que estarían con sus brazos abiertos y que
ahora están dando señales de que un día irán a partir sin nosotros.
Hagamos por ellos hoy lo mejor, lo máximo que
podemos para que mañana cuando ellos ya no estén más y podamos recordarlos
con cariño, de sus sonrisas de alegría y no de las lágrimas de tristeza que
ellos hayan derramado por causa nuestra.
Al final, nuestros héroes de ayer, serán nuestros héroes eternamente.
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Publicado originalmente en: Venezuela entre líneas, autor: Martha Madeiros
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